Ah, Pinocho: Con tus historias de lobos, de lunas llenas y pozos llenos de
flores de loto y de pecados ahumados, con tu volumen redondo y tus
pedazos cuadrados hechos de palos y gajos. Ah, Pinocho, con tu faro del
espacio donde se enciende el demonio atolondrado del morbo…
Con tus piadosas mentiras inventando lodo en rimas, piedras, volcanes
y cosmos cósmicos gravitando. Con tu madero fresado barnizado por
un viejo sabio. Con tus brazos de fénix lógico hechos de tesón los poros,
con tu cabeza de genio atolondrando; tú, leño tornado paradójico…
Tú, Pinocho, desenfrenado peldaño que cuesta abajo se yergue
caminando. Cuesta arriba ya encantado, larga nariz; fuegos mágicos.
Ya no me hablas del todo, ya no sales como un loco por algún cuento
jocoso, ya no me cuentas tus forros al dominó y entre Ogros. Ya no me
tientas el verbo para futuros modelos, ya no me dices te quiero en una
estampa hecha en versos; me has olvidado madero despintado y seco.
¡Y el poeta paga el precio de tu aspecto destrozado de tareco!
Se asume hombre imperfecto dotado de ciertos talentos, pero no
tiene proyectos nuevos pues todos se están haciendo. Le ha chupado al
caramelo su tierno dulce de besos, se siente talado y feo como un gajo
de árbol viejo. Y a la estufa alienta verbos, resfriado hasta los huesos.
Si es que le implora al madero desecha el rezo y cae muerto. No llora
nunca, qué es eso; no le han dicho como hacerlo. Ay Pinocho, que le
has hecho a su cerebro, que apura dedos sin tempo. ¡Qué le ha pasado
a sus cielos que está nublado y lloviendo lagrimas sobre palos secos!
¿Por qué han cesado los vientos que guiaban su velero, por qué en
difunto destierro, muere a sabiendas tan lejos? ¿Por qué si busca amor
bueno, solo encuentra sufrimientos? ¿Por qué los sueños aquellos, de
otros tiempos no volvieron? ¡Sin realizar se durmieron sin hacerlos!
¿Por qué antes más y ahora menos?
Y hoy solo queda el recuerdo de tu espectro de madero amnésico,
de tu nariz de muñeco ecléctico que huele al hueso y al perro. Y solo
riman sus versos porque el poeta es sincero, porque su es Fénix es
necio; y porque sus cuentos son buenos y sus argumentos certeros.
¡Y porque no le queda remedio ni dinero!
Ay, Pinocho, vuelve a sus versos bohemios. Vuelve a sus dedos
poéticos y a sus cantares en tempo célico, vuelve Pinocho a sus
cuentos y a sus amores eternos caramelos. Dale de Musas un
Reino y de Duendes Universos; y de besos el cielo entero…
No lo dejes más sediento divagar por el desierto ardiendo en
ruegos, has ya que vuelva hasta sus predios caribeños. Llama a
Aladino y al Genio para que vengan a verlo, pinta colores y bello
que lo hagan gozar de contento; y muestra el oleo en museos.
Y trae Milsueños de Cantero plantados a cielo abierto; y trae
susurros gravitando sobre el viento, para sus jardines ebrios.
Y planta tu árbol en ellos, tu flor de madero eterno. Tus juegos
de niño travieso y tus conceptos de viejo. Tráele de amor todo
un pueblo y déjalo vivir con ellos, cumplir sus sueños en versos,
a libro abierto el sendero; que a puro dedo se ha hecho.
A Pinocho: Duende de los mejores cuentos poéticos y Señor
del Leño a Cerebro.
Vuelve al poeta hecho cuentos para quienes quieran leerlos.
Picture by Tony Cantero Suárez.
Archivado en: Los Susurros de Cantero
